jueves, 10 de junio de 2010

Autoevaluación

Siempre me ha parecido difícil autoevaluarme, es algo que no me gusta... nunca me ha gustado eso de darme una determinada nota, porque pienso... "está bien, creo que me merezco esto..." pero, ¿realmente mi percepción es fiel a la realidad? Por el contrario, sí que me parece correcto analizar mi trabajo y reflexionar acerca del transcurso de la asignatura.

Los motivos que me llevaron a matricularme en la asignatura fueron básicamente mi gran amor por el arte y la sorpresa de encontrar esta posibilidad en Psicopedagogía. Como han comentado varios de mis compañeros, tenía una idea previa de la asignatura muy desencaminada en cuanto a lo que ha sido. He de decir, que desde el primer momento cuando descubrí que íbamos a trabajar con fotografía, vídeo... se me iluminaron los ojos.

Soy una aficionada a la fotografía sobre todo, dedicándome a realizar miles de fotografías en mi tiempo libre, por puro disfrute personal... También había tratado el tema de la grabación y edición de vídeo anteriormente, siempre de manera autodidacta y porque me gusta plasmar mis ideas y sentimientos a través del campo de lo audiovisual. Así que esta asignatura ha supuesto para mí una gran alegría y he disfrutado muchísimo realizando todas y cada una de las experiencias.

He aprendido muchísimo en las clases de Ángel, he descubierto artistas desconocidos para mí hasta el momento (he quedado fascinada por la obra de Francesca Woodman), aunque también eché de menos a alguno en aquella gran lista que nos proporcionó al principio, aunque me encargué de nombrar a uno de mis favoritos en la actividad de la continuación de la obra de uno de esos artistas.

Con respecto al videoarte ha sido donde más puertas se han abierto, ya que apenas conocía nada en este campo... y cada vez que Ángel nos enseñaba algún vídeo o artista tomaba buena nota de lo que estaba viendo.

También he disfrutado muchísimo al contemplar las obras de compañeros de cursos anteriores y, especialmente, de mis propios compañeros. Me he paseado bastante por los distintos "videobox", he dejado algún que otro comentario y, en fin, me parece que todas las personas tenemos una parte de artista que puede aflorar de una manera espectacular sólo con rascar un poquito.

Me hubiera gustado que la duración de la asignatura hubiera sido superior, porque realmente me he sentido muy feliz de poder formar parte de ella, aunque a veces también me he visto frustada al no poder alcanzar el resultado que veía en mi imaginación... debido a la escasez de medios y la mediocridad de calidad que proporciona la cámara de un móvil, pero en fin, lo he dado todo de mí, además creo que me he "desnudado" bastante en mis obras, dejando ver algunos de mis más profundos sentimientos.

Sin más, sólo dar las gracias por esta genial experiencia, no me daré una nota numérica como he explicado al principio, pero creo que mi implicación y dedicación han sido muy buenos y yo estoy contenta con el resultado en general, teniendo en cuenta todos los factores. Y tú, ¿cómo lo ves?





Obra final: "Letanía contra el miedo"

No conocerás el miedo.
El miedo mata la mente.
El miedo es la pequeña muerte que conduce a la destrucción total.
Afrontaré mi miedo.
Permitiré que pase sobre mí y a través de mí.
Y cuando haya pasado girare mi ojo interior para escrutar su camino.
Allá donde haya pasado el miedo ya no habrá nada.
Sólo estaré yo.

"Letanía contra el miedo" -Bene Gesserit-


Este fragmento de Bene Gesserit se encuentra en el libro "Dune" de Frank Herbert. Desde que lo leí por primera vez, hace ya algunos años, me enamoré de cada una de las palabras, ya que me parecen unas de las frases más ciertas que he leído jamás.

En un primer momento, la idea que tenía acerca de mi obra final era distinta, de hecho en entradas anteriores comenté que había pensado realizar un vídeo sobre la "Pasión" y lo que conlleva para mí esa palabra en su máxima expresión. Para mí la pasión lo es todo, está dentro de nosotros y es aquello que nos hace sentir, lo que nos hace ser conscientes de que estamos vivos, absolutamente todo... alegría, tristeza, odio, dolor, miedo... y, este último es, para mí, el peor de los sentimientos.

Al comenzar con la grabación del vídeo me di cuenta de que, inconscientemente, mis sentimientos me iban guiando hacia un tipo de imágenes que no tenía planeadas... y entonces recordé, una vez más, el fragmento anteriormente citado y supe que debía centrarme en expresar este fatal sentimiento.


Sinopsis

Porque el miedo nos ata, nos pone límites, nos apresa sin dejarnos escapar, nos asfixia... hace que nos escondamos, incluso que desaparezca nuestra esencia y dejemos de parecer nosotros mismos. Pero debemos ser fuertes y luchar contra él, sabiendo que la vida puede ser un camino duro pero a la vez precioso si sabemos permanecer el tiempo justo en las sombras.


Ficha Técnica

Título: “Letanía contra el miedo”
Duración: 4:40 min.
Autora: Desirée Cabrero Montero
Año: 2010
Formato del master: .3gp
Formato de salida: .wmv
Sistema o tecnología de grabación: Teléfono Móvil Samsung SGH-F48
Software de de edición utilizado: Windows Movie Maker

A continuación, os dejo con mi obra.




lunes, 31 de mayo de 2010

ENSAYO: "Luces y sombras de la Educación: Creatividad"

LUCES Y SOMBRAS DE LA EDUCACIÓN: CREATIVIDAD

La finalidad de la escuela es favorecer el desarrollo integral de la persona, proporcionar una educación y unos conocimientos que nos hagan capaces de desempeñar en el futuro todas aquellas estrategias que hemos ido desarrollando a lo largo de todos los años de escolarización de una manera más o menos eficaz, ya que esto depende de múltiples factores a tener en cuenta, tales como los diferentes docentes que encontraremos en nuestro camino y su implicación en que sus enseñanzas resulten, ciertamente, significativas; sumado a nuestra motivación y establecimiento de metas que pretendemos alcanzar.

En los años como estudiante, primero de Magisterio de Ed. Infantil y, después, de Psicopedagogía, hay una serie de consignas que aparecen de manera recurrente. Se habla de enseñanza significativa, de la importancia del papel activo del alumno, del maestro como facilitador, de fomentar el aprendizaje autónomo y tener en cuenta las características personales de cada alumno, etc.

Todo eso está muy bien y representa que la mentalidad y el concepto de enseñanza-aprendizaje está cambiando, al menos eso es lo que se pretende y lo que quieren inculcarnos a nosotros, estudiantes de la Facultad de Ciencias de la Educación, y futuros profesionales docentes o implicados en el ámbito educativo desempeñando cualquier otra tarea relacionada. Pero, ¿realmente existe relación entre la teoría, que tan idílica nos presentan, y la realidad que se vive en los centros educativos?

Indudablemente, si echamos la vista atrás, nuestras escuelas han sufrido una evolución bastante considerable en los últimos años. No necesitamos más que conversar con nuestros padres para darnos cuenta de cómo era la educación entonces y como es ahora. Está claro que vivimos en una sociedad cambiante que precisa de modificaciones cada vez más urgentes y el ámbito educativo se ha intentado adaptar de la mejor manera posible a esas necesidades emergentes. Pero, a pesar de todo, el cambio todavía no ha sido suficiente. Si nos involucramos aunque sea medianamente en el contexto educativo actual, podemos darnos cuenta que aún a día de hoy, hay muchísimos centros y docentes que siguen utilizando técnicas unidireccionales de enseñanza-aprendizaje, donde el alumno tiene bastante poco que decir al respecto y resulta ser un mero receptor de información.

Por otro lado, y centrándonos más en las materias que conforman el currículum, no existe una equivalencia con respecto a la importancia que se le concede a todas las asignaturas. Por lo general, las materias consideradas de una mayor relevancia suelen las instrumentales, ya que se consideran la base para aprendizajes futuros con mayor especialización. Ahora, y adentrándome en el tema que nos ocupa, puedo determinar, bajo mi punto de vista, que no se le concede la misma importancia a otras asignaturas como, por ejemplo, la Educación Física, la Música y la Educación Plástica, a partir de este momento nos centraremos especialmente en esta última.

La Educación Plástica es una materia que requiere de unas características un tanto especiales y muy fáciles de llevar a cabo si se sabe cómo. La primera regla que debe establecer un docente ante esta asignatura es la premisa de total libertad de pensamiento y creación, generar apertura y dejar claro que en la educación artística no deben existir trabas ni límites, ya que no se trata de algo cerrado y cuadriculado, sino de la oportunidad de fomentar en los alumnos la capacidad de conocerse mejor a sí mismos, de involucrarse en la expresión artística bajo una serie de características que tal vez hasta ellos mismos desconocieran hasta el momento.

La creatividad es tan importante en la educación como la alfabetización y debemos tratarla con la misma importancia. Es vital darle la importancia que merece desde los primeros momentos de escolarización. Los niños, en los primeros años, tienen ansias de experimentar con todo lo que esté a su alcance, comienzan a conocer los colores, las texturas, las formas… sus sentidos abarcan un sinfín de sensaciones que irán formando un complejo entramado dentro de sí mismos y necesitan, a su vez, expresar todo aquello que están experimentando.

Debemos aprovechar estos primeros momentos para no coartar estas aspiraciones que les envuelven, no delimitar su imaginación y su creatividad, no frenar su propia ejecución. Es por ello que me planteo la siguiente cuestión: ¿Realmente la escuela cumple su objetivo de formarnos de manera integral? ¿Qué importancia tiene el desarrollo de la creatividad en el sistema educativo? ¿Interesa educarnos creativamente?

Estas preguntas surgen a raíz de mi propia experiencia, no es necesario llegar demasiado lejos para contrastar la información. Recuerdo cuando iba a la escuela, desde los primeros cursos de Educación Infantil ya nos bombardeaban con fichas en las que las opciones eran prácticamente nulas: “sigue los puntos”, “colorea el cuadrado de color amarillo y el círculo azul”, “pega bolitas de papel rojo en el centro del folio”, etc. En Educación Primaria la cosa no mejoró demasiado, teníamos un cuaderno de Plástica en el que venía perfectamente explicado lo que teníamos que hacer. En la ESO ya me convertí prácticamente en un autómata que simplemente tenía que reproducir, copiar el modelo que me daban. Y siempre me ha gustado el arte, dibujar y crear desde mi propia personalidad. Digamos que en este sentido mi vida escolar no me permitía ser yo misma del todo, y aunque, en mayor o menor medida, siempre he disfrutado de la Educación Plástica, he de decir que me invadía la felicidad más absoluta cuando nos decían “ahora haced un dibujo libre”.

Hoy en día las cosas no han cambiado demasiado, ¿por qué razón, si la universidad está formando maestros con unas ideas que no se corresponden con la realidad? Tal vez muchos de los nuevos docentes saben perfectamente cuál es el motor de cambio y cómo debería ser la educación, pero en muchas escuelas existe todavía el factor “comodidad” y la poca intención de cambiar y la verdad de todo esto es que los más perjudicados son los niños.

Bien es cierto que sí existen profesionales que se involucran para que la teoría se convierta en una realidad y son capaces de “salirse del tiesto” en el centro educativo y hacer que sus alumnos también lo hagan. Además, creo que estos docentes son los que más marcan y los que jamás se olvidan.

Como anécdota personal, a pesar de mi frustración en la asignatura de Educación Plástica, en el primer curso de la ESO tuve la suerte de tener un profesor que era distinto a todos lo que había tenido antes. Impartía la asignatura de Ciencias Sociales, pero no era simplemente un docente, también tenía parte de artista. Sus clases eran una incertidumbre, nunca sabíamos con qué novedad nos iba a sorprender, nos hacía pensar, imaginar, crear… a pesar de tratarse de una asignatura con un contenido bastante teórico, él se las ingeniaba para que nosotros tuviéramos grandes ideas y realizáramos experiencias con contenido plástico, musical… Además, cuando tuvimos que hacer el examen final de la asignatura, nos sorprendió diciendo que escribiéramos una historia con todo lo que habíamos aprendido, imaginando que hacíamos un viaje hacia alguno de aquellos lugares que habíamos estudiado a lo largo del curso. Mientras hacíamos ese curioso examen, el profesor tocaba la flauta dulce… y la verdad es que creo que pocas veces he formado parte de un aprendizaje tan significativo como aquel.

En definitiva, supo enseñarnos, guiarnos y despertar nuestra parte más creativa sin apenas esfuerzo, fue genial.

Familia y creatividad

La familia es otro factor de gran importancia y vital en el desarrollo creativo de los niños. ¿Ellos apoyan y fomentan la creatividad en sus hijos? Pienso que las opiniones están divididas en este sentido.

Como acabamos de ver, la escuela no suele fortalecer la creatividad de los alumnos, es por ello que algunas familias creen importante fomentar la creatividad de sus hijos a través de otros recursos: clases extraescolares de música, canto, danza, pintura… Algunos incluso recurren a ámbitos más sencillos, como por ejemplo la enseñanza en el hogar. Seguramente, muchos de nosotros nos hayamos sentado con nuestros padres a dibujar en casa, o hayamos cantado y bailado, escuchado música que ellos nos proporcionaban… Esas situaciones tan sencillas y cotidianas ya nos permiten educar a los niños creativamente hablando.

Por el contrario, es muy probable que también existan familias que perciban el arte, la creatividad y la imaginación como una pérdida de tiempo. Se trata de personas con escasa apertura mental o que no consideran necesario ese tipo de aprendizajes y por ello cohíben la parte creativa de los niños.

Todos los niños tienen un gran talento y una gran capacidad de innovación y nosotros lo desperdiciamos, educamos a la gente alejándola de sus capacidades creativas. Picasso dijo una vez: Todos los niños nacen artistas. El problema es seguir siendo artista al crecer.Me conmueve pensar cuántos artistas se habrán perdido por el camino y cuántos niños se habrán encontrado frustrados y cohibidos por el simple hecho de no darles alas para alcanzar esa motivación y desarrollar esa creatividad implícita que todos llevamos dentro.

Las experiencias que tienen los niños en los primeros años de escuela, de alguna manera los marcan, ya que se van integrando a su personalidad, a su forma de ver el mundo y de enfrentar la realidad. Hay mensajes, implícitos o explícitos que les proporcionan los ladrillos para ir construyendo barreras que después tendrán que derribar para encontrar su creatividad enterrada. El cemento con que se van uniendo estos ladrillos son la inseguridad, la baja autoestima y el temor a ser rechazado o ridiculizado.


Esto ocurre cuando los educadores avergüenzan al alumno cuando comete un error; controlan excesivamente la actividad con instrucciones rígidas y sin posibilidad de variación; plantean expectativas inadecuadas con respecto a la capacidad del alumno, ya sean muy bajas o muy altas; restringen la libertad para elegir la forma de realizar las actividades; supervisan constantemente el trabajo del niño; ignoran sus esfuerzos y logros; evitan perder el tiempo con temas que están fuera de la programación; fomentan la competencia entre alumnos, emplean estereotipos y generalizaciones para evaluar el trabajo, etc.

Como acabamos de comentar, el temor a equivocarse es una de las causas de que la creatividad de los alumnos no aflore. Los docentes no debemos inculcar este tipo de miedo, porque de esta manera estamos mermando la espontaneidad y confianza de los alumnos. Se debe hacer ver que cometer equivocaciones no es motivo de vergüenza ni algo negativo, ya que todo el mundo se equivoca en alguna ocasión, sino que, al contrario, puede favorecer nuestro aprendizaje. Si no se está dispuesto a equivocarse, nunca se llegará a algo original y cuando llegan a adultos, la mayoría de los niños se han convertido en personas temerosas en este aspecto.

Una demostración experimental


A continuación me parece oportuno compartir un experimento que se realizó en un aula de preescolar, que define de manera muy acertada gran parte del contenido que hemos estado desarrollando hasta el momento. Se aprecia como con un poco de imaginación por parte de la maestra, consigue desarrollar en los niños una creatividad que, mediante la enseñanza convencional, no serían capaces de llevar a cabo.


En primer lugar se veía una clase típica del nivel preescolar, con mesas rectangulares y sillas pequeñas apropiadas para la edad de los niños. En cada uno de los lugares se encontraba una cartulina con una figura de un conejo. Frente a la cartulina, al lado izquierdo había bolitas de algodón y al lado derecho pegamento y un recorte ovalado de color rosa. Entra la maestra y los niños detrás de ella; cada uno elige un lugar y comienza a curiosear lo que hay sobre la mesa. La maestra, después de saludarlos con mucho entusiasmo, les pregunta: “¡Adivinad qué vamos a hacer hoy!” Y, en coro, le contestan: “¡Un conejo!”


Enseguida la maestra procede a dar las instrucciones paso a paso, y mostrando con sus movimientos a los niños lo que tienen que hacer, toma una bolita de algodón, le pone pegamento y la pega dentro del contexto de la figura marcada en la cartulina. Da tiempo para que cada uno de los niños lo haga en su cartulina. Después de un rato, les pide a todos que levanten sus trabajos y lo que se puede observar son ¡20 conejos idénticos! La maestra aplaude y felicita a los niños por lo bonitos que quedaron sus trabajos.


En segundo lugar, se observa que en las mesas hay cartulinas, pegamento, tijeras, algodón, lápices de colores y otros materiales. La maestra entra a la clase con una caja y la pone en el suelo. Inmediatamente salen de ella, brincando, conejos de diferentes tamaños y colores. Los niños al entrar detrás de la maestra y ver a los conejos comienzan a correr detrás de ellos, se meten debajo de las sillas y las mesas. Algunos consiguen atrapar a alguno de los conejos, los acarician, se ríen, imitan el movimiento de sus narices y de sus colas, brincan tras ellos y se arma un bullicio.


Después de un rato la maestra decide que es momento de llevarse a los conejos y los saca de la clase. Enseguida les pregunta a los niños: “¿Qué os parece si ahora hacemos un conejo?” Por respuesta recibe un sí entusiasta de los niños que se lanzan sobre los materiales y se concentran en elaborar su conejo. Cada uno decide cómo lo quiere hacer. Alguno toma un lápiz de color y dibuja un círculo grande y otro más pequeño en la parte inferior. Parece que la parte que más le llamó la atención fue el rabito del conejo. Otro dibuja, a su manera, la cara del conejo. Otro más decide hacer una bola de algodón e irle dando forma. La maestra durante todo este tiempo observa el trabajo de los niños, los anima, sin interrumpirlos, y de alguna manera se mantiene respetuosa a la concentración que observa en ellos. Transcurrido un tiempo, la maestra les pide que detengan su trabajo y les propone que muestren su conejo a los demás. Cuando levantan sus trabajos, se pueden observar ¡20 conejos diferentes!



También estimo interesante comentar otro ejemplo que he conocido a través de Ken Robinson, experto en creatividad de reconocimiento mundial, en su charla “¿Matan las escuelas la creatividad?” en el pasado TED, un evento de gran interés que invita a los mejores oradores del mundo a hablar sobre Tecnología, Entretenimiento y Diseño.


Lo que Ken Robinson explicó en ese TED 2006 fue, básicamente, por qué bajo su opinión la mayoría de los sistemas educativos actuales cercenan la voluntad artística de los más pequeños sacrificándola en pos de una formación más profunda en materias que presumiblemente otorgarán a los pequeños competencias necesarias para encontrar un trabajo "normal". El sacrificio, según Robinson, acaba con la creatividad de los que se incorporan al sistema educativo, y sólo unos pocos, los que tienen una férrea aptitud para las artes, acaban desarrollando sus inquietudes hasta convertirlas en su medio de vida.


Robinson comentó el caso de Gillian Lynne, una conocida coreógrafa responsable, por ejemplo, de los musicales “Cats” y “El fantasma de la Ópera”. De niña, a la edad de ocho años, cuando acudía a la escuela se encontraba realmente desesperada, ya que era una niña muy inquieta. Desde la escuela se pusieron en contacto con los padres de Gillian y les dijeron que pensaban que la niña tenía un trastorno de aprendizaje, ya que no podía concentrarse, estaba siempre inquieta, algo así como TDAH.


La llevaron a ver a un especialista, y allí se mantuvo sentada durante veinte minutos mientras que el médico hablaba con su madre de todos los problemas que estaba teniendo Gillian en la escuela, como molestar en clase, hacer tarde sus tareas… Entonces, el médico decidió hablar con la niña en privado y comentarle todo lo que le había contado su madre.


Antes de salir de la consulta, el médico encendió la radio de su escritorio y al salir de la habitación le dijo a la madre: “Quédese aquí y obsérvela”. Al minuto de abandonar la sala, Gillian comenzó a mover sus pies al ritmo de la música. La estuvieron mirando durante unos minutos y el doctor se giró y le dijo a la madre: “Señora Lynne, Gillian no está enferma, ella es una bailarina, llévela a una escuela de danza.” Y así fue, ingresó en una escuela de danza y conoció a personas que, al igual que ella, no podían estar quietas y necesitaban “moverse para pensar”. A partir de ese momento fue desarrollando una maravillosa carrera hasta obtener un éxito abrumador.


Como vemos, existen recursos para que se fomente la creatividad en las aulas y no tienda a desaparecer. Los maestros deben crear un clima donde el conocimiento que se está trabajando no se dé como inmutable y estático, además de desarrollar la confianza del alumno y la apertura mental, la originalidad, asumir riesgos, etc. Por otro lado, es importante que se desarrolle el pensamiento creativo y reflexivo, es decir, enseñar a los alumnos a pensar por sí mismos. Dar libertad a los alumnos supone un gran acierto, ya que de esta manera se van acostumbrando a tomar sus propias decisiones o elegir la manera de realizar un trabajo, aprendizaje que les resultará muy beneficioso para el futuro cuando tengan que enfrentarse por ellos mismos a diversas situaciones.

Para todo ello hay que estar involucrados en una atmósfera de confianza, donde la comunicación y el respeto sean factores inamovibles. Para ello es importante dar oportunidad a cada uno de ellos para que expresen sus inquietudes y enseñar reglas de retroalimentación. Es imprescindible evitar hacer juicios prematuros sobre las ideas expresadas, ya que debemos dar la oportunidad y los recursos necesarios para que los alumnos realicen proyectos individuales o en grupo partiendo de sus propios intereses. Gracias a este clima de confianza los alumnos pueden comprender que es posible expresar sus opiniones sin temor a ser criticados, y que su opinión es igual de válida que la de cualquier otra persona aún cuando resulte diferente a la de la mayoría.

En definitiva, ¿por qué es importante la creatividad?

Como síntesis podemos determinar que, lamentablemente, la escuela de hoy en día no cumple los requisitos suficientes para educar a los alumnos en la creatividad. Como comentó Ken Robinson en su día, efectivamente, parece que la escuela mata la creatividad.

A lo largo de este ensayo se han dado algunas pautas de actuación y, sobre todo, de la actitud que deben mantener los docentes en este aspecto.

La creatividad nos permite transformar la realidad y mejorarla, nos produce satisfacción, alegría y realizarnos como personas. Asimismo, supone una trascendencia, es decir, nos brinda la posibilidad de dejar huella en las personas que nos rodean a través de nuestros actos creativos. La creatividad nos permite ver la vida desde diferentes perspectivas, la creatividad nos hace un poco más libres.

La creatividad no consiste en una nueva manera, sino en una nueva visión.

(Edith Wharton)

Todas las personas tienen la disposición de trabajar creativamente. Lo que sucede es que la mayoría jamás lo nota.

(Truman Capote)

Las mentes creativas son conocidas por ser capaces de sobrevivir a cualquier clase de mal entrenamiento.

(Anna Freud)