Esta experiencia me parece todo un acierto, especialmente por dos motivos. El primero de ellos es el darnos la posibilidad de poder conocer la obra de diversos artistas, la mayoría desconocidos para mí; el segundo, la invitación a que nosotros mismos saquemos nuestras propias conclusiones sobre la obra de uno de ellos y plasmemos nuestras imágenes, a través de nuestro interior como en un viaje mágico desde la mente hacia la realidad visible.
Tras hacer un recorrido por la obra de todos los artistas propuestos, me he decantado finalmente por una artista que me ha fascinado: Francesca Woodman. Su fotografía es, esencialmente, en blanco y negro, sencilla pero al mismo tiempo cargada de matices, íntima. Juega principalmente con el cuerpo femenino, la desnudez, dando la sensación de una lánguida sensualidad. Delicadeza que contrasta con escenarios devastados.
Las figuras aparecen muchas veces difusas o incompletas, como escondidas; la sensación de movimiento es increíble. Puedo percibir unos tintes surrealistas, casi adelantados a su época, ante la interacción de la protagonista de la fotografía con algunos elementos curiosos o por la propia expresión de la modelo. En ocasiones, el juego de luces y sombras de las fotografías de Woodman me recuerda a la obra de Man Ray.
Tras esta breve opinión, paso a dejar mi pequeña aportación a la continuidad de la obra de Francesca Woodman.
